“En un mundo poco accesible, nuestra discapacidad aumenta”, comenta Kees-Jan van der Klooster, esquiador en silla de ruedas.
Monica Pinna, nuestra reportera, afirma que “a menudo deberíamos convertirnos en atletas para superar los obstáculos que hay en nuestras ciudades, que pueden ser insuperables para las personas con discapacidad”.
“La accesibilidad todavía está lejos de ser una realidad en Europa, pero se está convirtiendo en un objetivo para cada vez más ciudades”, dice.
El lema de Klooster es vivir al máximo. Y lo hace, a pesar de un accidente de snowboard que lo dejó parapléjico en 2001. Desde entonces, ganó una medalla de oro en los X Games de Invierno de 2008 y da clases de silla de ruedas a niños para que puedan enfrentarse a un mundo que no siempre se adapta a ellos. En Amsterdam, nos enseña los problemas que tiene a la hora de entrar a un restaurante y de ir al servicio.
“Lo que me suele ocurrir es que cuando veo un buen restaurante e intento entrar ahí tengo que lidiar con algunos escalones. En realidad no son muy grandes. Vamos a ver lo que tienen para el almuerzo de hoy y si puedo entrar”, admite Klooster.
El primer intento de KJ no funciona. Hay dos tramos de escaleras hasta llegar al servicio. La camarera le dice que vaya al restaurante de al lado.
El segundo intento de KJ va mejor, aunque no sin problemas.
Una pequeña rampa podría haber evitado estos problemas, pero la legislación de los Países Bajos, como en muchos países europeos, no impone obligaciones claras sobre la modificación de los edificios públicos para hacerlos accesibles. En los países donde existe legislación, puede pasar desapercibido debido a controles limitados. Finalmente KJ logra llegar al servicio, pero lo que encuentra no le sorprende.
“Este es el baño desde dentro. La verdad es que estoy contento con mi pequeña silla, ya que puedo llegar hasta aquí, pero con una silla de ruedas eléctrica sería imposible entrar en el baño de este restaurante. Una lástima, porque tienen buena comida, y el lugar está bien, pero la accesibilidad… humm, muy limitada”, admite.
Tres escalones pueden hacer que una persona en silla de ruedas se decante por comer en casa o salir a almorzar con sus amigos.
KJ dice que “hay pocas personas con discapacidad que se muevan sin problemas por la ciudad. Mucha gente en silla de ruedas apenas sale de casa. Cuando haya una mayor actividad de gente en sus sillas en nuestra sociedad, quizás los hombres de negocios verán que se debe promover una mayor accesibilidad”.
España es uno de los países europeos más activos en términos de accesibilidad. La Fundación ONCE juega un papel importante en ello, siendo un pilar en la integración de las personas con discapacidad. Varias ciudades españolas han sido reconocidas por sus logros. Ávila ganó la primera edición del Premio Europeo de Ciudades Accesibles en 2010.
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Nos reunimos con Jesús Hernández-Galán, director de Accesibilidad Universal de la Fundación ONCE en Madrid. Allí la organización establece su cuarta edición de la Bienal de Arte Contemporáneo. Él está en el jurado del premio a Ciudad Accesible, un punto de observación privilegiado para analizar qué papel tiene la accesibilidad en la planificación urbana, la cultura y las nuevas tecnologías.
“Las ciudades europeas están trabajando para ser más accessibles, pero les queda todavía muchísimo camino por recorrer. Se van viendo mejoras pero muy lentamente. A nivel europeo necesitamos una Ley de accesibilidad, necesitamos que la legislación que existe ahora mismo en cada uno de los paises se armonice, tengamos una única ley que nos haga a todos los países europes caminar en una misma dirección”, cuenta Hernández-Galán.
Monica Pinna explica que la Fundación ONCE en España colabora con las escuelas de arquitectura y con empresas para planificar ciudades más accesibles y evitar que los espacios urbanos se conviertan en laberintos.
El barrio de Valdebebas, en el norte de Madrid, está en construcción. Se considera un ejemplo. La accesibilidad se introdujo en el proyecto desde un principio y estuvo guiada por la asesoría de expertos de laONCE. Materiales, colores y texturas envían información a las personas con discapacidad y les ayudan a desplazarse, como si estuvieran leyendo un código.
Susana Canogar, urbanista y directora paisajística en Valdebebas, comenta que “las acéras se dividen en bandas estáticas y bandas dinámicas”.
“En la banda dinámica las piezas son siempre más grandes y dan esta idea de un poco de mivimiento. Y a su lado vemos la franja de la banda estática, que se diferencia por tener un pavimento con un despiece menor, con piezas más pequeñas y donde se indica que habrá obstaculos”, prosigue.
Los códigos de textura y los de colores ayudan a las personas con discapacidades mentales y visuales. ¿Alguna vez ha pensado que la altura del pavimento y la pendiente en un paso de peatones han sido cuidadosamente estudiados para analizar las distintas formas de discapacidad?
“Para las personas usuarias de silla de ruedas lo mejor es la continuidad. Las personas con ceguera prefieren que exista algún elemento tangible que les permita saber que aquí acaba la acera y aquí empieza la calzada. Es decir, algo que les sirva con el pie para saber cuándo van a entrar directamente a la calzada”, declara Pedro López, experto en Accesibilidad de la Fundación ONCE.
La accesibilidad se complica en otros barrios. Mariano, ciego desde que tenía 18 años, nos ha lleva a dar un paseo junto a la Plaza de Colón, en el centro de Madrid, reformada hace dos años.
Con su perro Lillo todo va bastante bien, pero el bastón revela todos los fallos de planificación de la zona.
En su paseo Mariano se encuentra con cantos, botones del pavimento muy altos y un diseño desorientador de la parada de autobús. Las pegatinas azules se añadieron para evitar que personas con discapacidad se golpearan con el cristal.
“Es que es muy extraño porque tiene esas aberturas ahí, no sé para qué valen, pero claro, tiene ahí unos cantos que lo primero te desorientan porque dices, a dónde va esto, este agujero: ¿es que acaba la marquesina? ¿Es un lateral o qué? No me entero muy bien, y luego aquí este esquinazo tampoco lo entiendo. ¿Para qué?”, se pregunta.
La Comisión Europea prepara una propuesta de ley de accesibilidad y participa activamente en el desarrollo de los estándares de accesibilidad en el ámbito europeo.
“El gran objetivo en el futuro, lo que realmente desearíamos todos, es no tener que preguntar cuando por ejemplo vamos a un hotel si es accessible, igual que nunca perguntamos si tiene luz o si tiene agua, ya lo damos por obvio”, sentencia Hernández-Galán.
La falta de accesibilidad excluye a las personas con discapacidad del derecho a tener una vida social, un trabajo, o a usar un servicio como cualquier otra persona. En muchos casos la accesibilidad se considera una de las formas más sutiles de discriminación.